domingo, 11 de diciembre de 2011

Sobre cosas.

Señalaba allí dos incoherencias; una, que sintiendo hasta las heces ese deseo de muerte que fue una constante en mi vida, no me haya matado. En cuanto a lo de seguir viviendo, me lo he explicado aveces como una consecuencia de las terribles enfermedades que periódicamente asolaban mi vida. Después de un año, de dos, de tres, de padecimientos indecibles, sobrevenían unas ganas ingenuas y ardientes de vivir un verano más, de recobrar el uso feliz de mi cuerpo.
A cierta altura deje de buscar explicaciones. Simplemente, seguí.
"Como un disco acabado / que gira y gira y gira / ya sin música / empecinado y mudo / y olvidado. Bueno así.

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